¿Qué tienen en común los líderes que consiguen todo -o casi todo- lo que se proponen? ¿Cómo logran motivar e inspirar a los demás? ¿Qué marca la diferencia entre un manager y un gran líder?
Daniel Goleman, el padre del concepto inteligencia emocional, afirma en su último libro Focus que todos los grandes líderes comparten 3 grandes rasgos esenciales.
Liderazgo empresarial: 3 virtudes
1. Conciencia de uno mismo
El primer rasgo esencial para ser un buen líder es ser capaz de poner foco en uno mismo, monitorizar tus propios pensamientos, tus sentimientos e impulsos. Tener conciencia de uno mismo es la base de varios aspectos esenciales del liderazgo, como ser capaz de permanecer tranquilo ante situaciones estresantes, no permitir que las emociones interrumpan tu trabajo, conseguir que tu mente se concentre en el objetivo sin distracciones y acertar en la toma de decisiones gracias a la intuición.
2. Empatía
La habilidad de empatizar, a nivel cognitivo y emocional, y poner foco en los demás es otro rasgo esencial que comparten los líderes eficaces. Un buen directivo es capaz de sentir qué puede hacer por la otra persona y saber qué necesita de ti. La empatía es el pilar de la colaboración, la persuasión, la influencia y el trabajo en equipo.
3. Foco exterior
La única forma de pensar estratégicamente y aportar soluciones eficaces es poner foco en el contexto global. Tener una visión amplia y comprender el todo, el contexto económico en el que se engloba la compañía es esencial para pensar estratégicamente y ver cómo estos agentes externos impactan a tu organización.
¿Cómo podemos poner en práctica estas tres virtudes esenciales para ser mejores líderes?
Hay muchos líderes que son conscientes de sus valores esenciales y hacia donde quieren llegar, pero sin embargo carecen de las habilidades necesarias para poner en práctica aspectos como la empatía.
El único factor que puede llevarnos a mejorar estas tres virtudes, según Daniel Goleman, es el hábito.
Cada una de estas tres virtudes requiere un tipo de práctica distinto:
– Para mejorar la conciencia de uno mismo, la vía más directa y eficaz es poner en práctica el mindfulness. Goleman recomienda practicar esta técnica diariamente para monitorizar tu mente y ver cómo reacciona ante los pensamientos.
– Para mejorar la empatía tienes que estar abierto a recibir feedback y ser proactivo preguntando a los demás para saber si estás acertando al ‘leer’ los pensamientos de la otra persona o no. Puedes empezar practicando con alguien cercano que esté dispuesto a ser completamente sincero, como un familiar, un amigo o un coach.
– Para mejorar el foco externo se requiere otro tipo de aprendizaje. En este caso, una buena práctica es buscar a alguien que sea bueno pensando estratégicamente y poniendo foco en el contexto global para que te haga de guía y actúe como mentor.
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