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27 de marzo de 2017
Querido candidato:
Me comentas en tu anterior mail que té de algún consejo genérico para entrar con buen pie en un proceso de selección. Me alegra saber que estás recibiendo llamadas y empiezan a moverse tus citas, pues has sabido posicionar bien tu CV y está resultando atractivo a varias ofertas publicadas.
Atendiendo a tu petición, te contaré algo que no todo el mundo tiene en cuenta. El proceso de selección a veces no queda cerrado con el mejor candidato, sino con el que mejor ha realizado ese proceso de selección. Es decir, un puesto se cubre con un candidato que obviamente es válido y cumple con los requisitos, pero además suele ser aquél que además ha sabido sujetarse a las reglas del proceso de selección.
Saber adaptarse es una de las claves
Te pongo un ejemplo: imagina que te llama un seleccionador con un timing muy apretado, te da varias opciones horarias y no te adaptas a ninguna. Te pide si le puedes mandar tu CV en inglés y tardas más de una semana en hacerlo. Te solicita teléfonos para pedir referencias y no eres capaz de facilitarle ninguno. Si tu candidatura parece muy adecuada y el seleccionador tiene pocos candidatos, es posible que te espere. Sin embargo, no suele ser el caso: el seleccionador puede tener un buen número de candidatos disponibles y debe realizar una criba cada vez más acotada. ¿Tú crees que se decantará por un candidato que no va a su ritmo y le está haciendo retrasar el trabajo? No sabemos el tiempo y el grado de presión al que está sometido un seleccionador para encontrar al mejor candidato, hay procesos de selección que pueden eternizarse y otros que deben resolverse en dos semanas.
Facilitar la labor del reclutador
Uno de los principales errores de los candidatos es pensar que solamente están siendo analizados en el momento de las pruebas o entrevistas. Recordemos que se trata de un proceso de selección -la palabra proceso significa conjunto de las fases sucesivas de una operación en el trascurso del tiempo- y es precisamente durante todo el tiempo que dura un proceso de selección cuando el candidato está siendo analizado.
Un candidato adaptable, rápido, que ayuda al seleccionador en su tarea, fácilmente localizable y que es incluso capaz de anticiparse a sus necesidades (facilitándole documentos para verificar su candidatura sin que ni siquiera se los hayan pedido, por ejemplo), tiene más posibilidades de continuar en el proceso de selección.
Efectivamente, la tarea del seleccionador será comprobar la idoneidad de ese candidato y, si no es válido, no seguirá adelante, pero desde luego, te puedo decir que toda esta predisposición ayuda. Yo le llamo “el arte de ser y parecer el mejor candidato”: debes serlo, parecerlo y hacerlo durante todo el proceso de selección para tener más posibilidades de llegar a la final.
Intentar ponernos en el lugar del seleccionador nos ayudará a entender en qué podemos ayudarle. Conocer las reglas de ese proceso de selección en el que se está participando y atenerse a ellas no es garantía de éxito, pero sin duda allana el camino hacia el objetivo final: la consecución del ansiado puesto de trabajo.
Más adelante nos adentraremos en el curioso mundo de la entrevista y te daré algunos consejos para preparártela y para descubrir qué espera de ti el entrevistador.
Sílvia Forés es Directora de Recursos Humanos de Baker & McKenzie Barcelona y experta en selección de personal. Autora del libro de Plataforma Editorial: “Sólo puede quedar uno. Diario de un proceso de selección”.
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