6 tips para organizar tu trabajo antes de las vacaciones
27 de marzo de 2017
¿Las reuniones ocupan un porcentaje elevado de tu jornada laboral? ¿Acabas el día con la sensación de que te faltan horas y has dejado tareas por hacer? Si tu respuesta es afirmativa, podrías estar sufriendo el síndrome de la reunionitis.
Cada vez son más los directivos y los empleados que sufren el síndrome de la reunionitis. De hecho, algunos expertos incluso lo catalogan como el mal del mundo moderno.
Los altos ejecutivos, según un estudio de la Harvard Business School, son los perfiles más afectados por la reunionitis. Por lo general, un directivo puede llegar a pasar hasta el 80% de su jornada laboral asistiendo a reuniones. Este dato es inquietante para la productividad, sobre todo cuando se trata de reuniones que no aportan valor, ya que implica que el directivo sólo dedica de media 2 horas de su jornada laboral al trabajo en solitario.
La reunionitis se ha convertido en una práctica extendida y en una de las peores amenazas para la productividad. Te dejamos algunos consejos para evitar este síndrome cada vez más extendido en el mundo laboral.
1. Asegúrate de que la reunión es necesaria
Antes de aceptar una reunión, comprueba si es realmente necesaria o hay otras maneras más productivas de hacer frente a la tarea sin tener que reunirse. Si hay otras opciones, intenta proponer activamente la solución alternativa para evitar reuniones innecesarias.
2. Comprueba que la reunión tiene un objetivo claro
Muchas veces, ya sea por costumbre o malas prácticas, se convocan reuniones sin tener un objetivo concreto definido. No aceptes reuniones sin agenda previa que no tengan un propósito muy claro que contribuya a tus objetivos.
3. Evita las reuniones demasiado largas
Para que una reunión sea productiva, tiene que ser breve, útil y con una agenda clara. Evita los encuentros interminables que ocupan una parte importante de tu jornada y acaban a horas intempestivas. Las reuniones productivas no deberían durar más de una hora. Las reuniones de 2 o 3 horas suelen ser indicadores de que el organizador no sabe exactamente qué quiere y espera que los participantes le ayuden a encontrar la respuesta. Fijar previamente la duración y dinámica de la reunión son dos factores clave para optimizar la productividad.
4. Cuestiona las reuniones con demasiada gente
Comprueba cuánta gente está convocada antes de aceptar una reunión y revisa si es necesario que vayan tantas personas. Una mala práctica extendida es invitar a demasiadas personas -más de 6 suelen ser demasiadas- ya que, exceptuando algunas excepciones, puede ser un indicador de que el organizador no sabe exactamente con quién debería estar tratando el tema en cuestión.
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