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26 de marzo de 2015
Querido candidato:
Lamento mucho leer que tu candidatura ha sido descartada. El motivo alegado, tu supuesta "sobre-cualificación", me es muy familiar y no me sorprende, pues como resultado de la crisis muchos candidatos como tú se han visto obligados a optar por trabajos para los que estaban overqualified.
A raíz de ello, los seleccionadores nos hemos encontrado con la duda de si aceptar una persona que esté sobradamente preparada para un puesto no podría llevar a su futura desmotivación y, en consecuencia, a abandonar el trabajo tan pronto encuentre otra oportunidad. Como seleccionadora esto representa un buen dilema: ¿propongo a una persona que necesita el trabajo, a pesar de sentir que está demasiado preparada para un puesto? o ¿mejor no me arriesgo y apuesto por alguien acorde con las calificaciones y aptitudes estrictamente necesarias del puesto?
Exceso de "titulitis"
Antes de la crisis vivíamos el fenómeno contrario: la gente tendía a exagerar su CV, con un exceso de “titulitis” y supuestos niveles altos de inglés, con currículums extraordinariamente maquillados, hasta el punto de no reconocer al candidato una vez llegaba el momento de la entrevista. Eran candidatos que se desplomaban como castillos de naipes al soplo de cualquier pregunta para la que no estaban preparados.
Ahora me pones en un compromiso cuando me preguntas si no tendrías que haber ocultado tu licenciatura. Yo no te puedo aconsejar que ocultes información (aunque técnicamente no sea lo mismo que mentir) ni que te infravalores ante terceros. Creo que al final la transparencia debe prevalecer por encima de todo. Incorporarse a una empresa que no conozca tus aptitudes y cualificaciones es empezar con mal pie, pues al final todo se acaba sabiendo. Además, te cierra puertas para que en un futuro puedan pensar en otorgarte mayores responsabilidades si desconocen una fase importante de tu CV.
Ante todo, un CV claro
En mi opinión, es mejor ser claro en el CV, expresar quién eres (tampoco hace falta indicar hasta el último curso que hayas hecho, pero sí la esencia real de tu formación y experiencia).
Ahora bien, lo que sí que te recomiendo es que, si optas a un puesto para el que se necesita una menor cualificación, seas muy claro en tus razones por las cuales te motivaría aceptar ese trabajo, sea en una carta de presentación, en el propio mail que acompaña el CV o a través de una llamada de contacto al seleccionador.
Hay personas que han llegado muy alto en su carrera profesional, pero simplemente un día deciden que no les hace falta escalar más arriba ni sufrir bajo un trabajo tremendamente exigente en cuanto a estrés y horario, por lo que voluntariamente deciden intentar conseguir un puesto que les permita dedicar más tiempo a su familia, a sus aficiones o simplemente a sí mismos.
Juzgar los motivos que llevan a un candidato a mandar su CV a un puesto para el que de entrada está demasiado preparado sin conocerlo es precipitado, pues en ocasiones es ése precisamente el puesto que necesita por el momento vital que está experimentando.
Los peligros de mentir
Entiendo lo que me expones, prefieres enmascarar tu formación y experiencia para ganar en posibilidades de que te llamen, y comprendo perfectamente que lo haces porque necesitas trabajar. Piensa, sin embargo, en cómo superarás esa entrevista a base del engaño, en cómo podrás ocultar tu verdadero yo a lo largo de la conversación. Es posible que el buen seleccionador te descubra. ¿No es mejor ir con la verdad por delante y exponerle tan pronto inicies la entrevista quién eres en realidad y por qué de verdad te interesa ese trabajo?
Si selecciono, por ejemplo, un recepcionista que no necesita estudios superiores y me escribe una persona con dos carreras, prefiero que en la carta de presentación me indique que, aunque ha estudiados tales carreras, está interesada por ese trabajo por unos determinados motivos. Y si no ha incluido sus carreras en el CV, que por lo menos me lo indique en el momento de la entrevista para poder comprender sus razones, pues si lo descubro más adelante sí que no habrá vuelta atrás.
Como con tu médico o con tu abogado, entre seleccionador y candidato debe existir una relación de extrema confianza para que el primero pueda apoyar tu candidatura ante el cliente y, si ésta se trunca, difícilmente será reparable. Argumenta tus motivos, muestra la mejor versión de ti mismo en la entrevista y nunca dejes de confiar en ti.
Seguiremos en contacto, estoy segura de que en el próximo capítulo me escribirás para que te aconseje sobre cómo afrontar una nueva entrevista.
Sílvia Forés es Directora de Recursos Humanos de Baker & McKenzie Barcelona y experta en selección de personal. Autora del libro de Plataforma Editorial: “Sólo puede quedar uno. Diario de un proceso de selección”.
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