El estrés laboral es una de las epidemias del siglo XXI. Así lo consideran la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). No en vano, el estrés ya ha sido cuantificado como la segunda causa de los problemas de salud que se vinculan al trabajo, siendo este el origen del 28% de los mismos, según la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound).
En España somos especialmente vulnerables al estrés en el trabajo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 59% de los profesionales sufren estrés laboral. Y los españoles han tomado consciencia de ello. En un estudio sobre la percepción y los hábitos en torno al estrés, 9 de cada 10 españoles de entre 18 y 65 años aseguran haber sentido síntomas de estrés laboral en el último año y 4 de cada 10 creen que lo han experimentado de manera frecuente o continuada. Son las mujeres, además, las que sienten este estrés de una manera más acusada, en comparación con la percepción de los hombres, según un estudio publicado en 2017 por CinfaSalud.
Pero, ¿qué es el estrés en el trabajo? Es posible que, teniendo en cuenta las estadísticas, en alguna ocasión hayas sufrido estrés. Hoy te ayudamos a conocer el estrés laboral, sus síntomas, repercusiones, posibilidades y herramientas para prevenirlo y detectarlo a tiempo.
¿Qué es el estrés laboral?
Veamos primero qué es el estrés laboral. La primera vez que se utilizó el término “estrés” fue en 1936, de la mano de Hans Selye, fisiólogo y médico, Director del Instituto de Medicina y Cirugía Experimental de la Universidad de Montreal. Ya entonces, Selye definió el estrés “como una respuesta inespecífica del cuerpo a cualquier solicitud de cambio”.
Este médico e investigador incluso fue capaz de establecer cuáles son los factores del estrés. Estos pueden ser agentes biológicos, condiciones medioambientales, estímulos externos o eventos.
Cuando hablamos de estrés laboral de manera específica lo hacemos para definir la reacción que puede tener una persona ante exigencias y presiones laborales, que no encajan con sus conocimientos y/o capacidades. Esto hace que esta pueda verse incapaz de afrontar la situación. O de hacerlo en unas condiciones normales, con estabilidad y entereza.
Los síntomas de estrés laboral o ansiedad laboral pueden verse agravados, además, cuando una persona no siente que no puede hacer frente a las exigencias de su puesto, al no ser apoyado por sus supervisores, responsables de equipo o compañeros de trabajo.
La banalización del estrés
Usamos la palabra “estrés” tantas veces y para tantas circunstancias que, a menudo, este término se ha visto banalizado. De hecho, en muchas ocasiones sirve para disculpar prácticas inadecuadas por parte de las empresas. Prácticas o desatenciones que no deberían pasar por alto, ni para los expertos en Recursos Humanos, ni para los propios profesionales que las sufren.
La OMS reconoce que cierto nivel de estrés, siempre y cuando el profesional lo considere aceptable, puede resultar útil para mantener la alerta, la motivación y la predisposición para seguir aprendiendo. Sin embargo, es fácil que este grado de estrés escape a nuestro control y termine generando un desequilibrio en la salud de la persona. De ahí que sea tan importante vigilar los síntomas y aprender a reconocerlos.
¿Cómo detectar el estrés laboral a tiempo?
En primer lugar, es vital saber escucharse y observar todos aquellos síntomas que puede producir el estrés laboral. Según la OMS, pueden ser los siguientes, aunque en cada persona se manifestarán de una manera distinta, más o menos intensa o selectiva:
- Angustia e irritación crecientes
- Incapacidad para relajarse o concentrarse
- Dificultad para tomar decisiones o pensar de manera lógica
- Pérdida del gusto, el interés y el compromiso con el trabajo
- Cansancio, intranquilidad y depresión
- Problemas de insomnio
- Síntomas físicos graves: cardiopatías, trastornos digestivos, aumento de la tensión arterial, dolor de cabeza, trastornos músculo-esqueléticos o depresión del sistema inmunitario
Observar estos síntomas y estar atento a los flujos y circunstancias de trabajo nos servirá para detectar posibles picos de estrés laboral o diagnosticar situaciones de ansiedad laboral sostenidas en el tiempo. Para ello, como es lógico, será fundamental solicitar ayuda a médica.
Un profesional de la salud será capaz de ofrecer un diagnóstico acertado, observar el nivel de estrés del individuo y, en consecuencia, dar las pautas de actuación que fueran necesarias.
Al mismo tiempo, es importante transmitir esta información y diagnóstico a los responsables inmediatos de la empresa, con el fin de reorganizar las tareas, el sistema de trabajo y tomar las decisiones que sean precisas para mejorar la salud de las personas.
Las empresas deben tomar consciencia de cómo puede afectar el estrés laboral a las personas que trabajan en ellas porque les puede provocar absentismo, baja de rendimiento, ganas de querer cambiar de empleo, falta de proactividad, baja de productividad, entre otras cosas.
Todos sabemos que la tasa de felicidad de los profesionales es ya un factor clave para determinar el crecimiento de cualquier organización. ¡Y hay que trabajarlo porque una persona feliz es más productiva!
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