Decir que no a una oferta de trabajo en determinados contextos o situaciones puede parecer un verdadero sacrilegio. Solemos decir que el trabajo no lo es todo (por aquello de que hay que preservar la salud física y mental), pero si hay algo cierto es que el trabajo nos ayuda a sentirnos útiles, realizados y, en el mejor de los casos, felices.
Las últimas crisis vividas (como la inmobiliaria en 2008, la provocada por la pandemia o el actual contexto de inflación) nos han hecho pensar muchísimas veces en cómo de afortunados son los que tienen empleo. Por eso hay quien se aferra a su puesto de trabajo o le cuesta decir que no a una oferta, aunque esta no le convenza en absoluto.
Es completamente normal y no hay que juzgarse por ello.
Pero, ¿es conveniente decir que no a una oferta de trabajo?
Decir que no a una oferta de trabajo, ¿estoy haciendo bien?
Lógicamente, hay que estudiar los supuestos. Podemos pensar que decir que no a una oferta de trabajo nos cierra automáticamente la puerta a una oportunidad laboral. Solemos sentirnos agradecidos por el simple hecho de que hayan pensado en nosotros, pensamos que no podremos encontrar nuevas propuestas laborales o que estaremos quedando mal con esa empresa. Pero no tiene por qué ser así. Veamos en qué supuestos deberíamos decir que no a una oferta de trabajo:
- Si la oferta en cuestión no se ajusta a nuestro perfil profesional.
- Si creemos objetivamente que no contamos con las habilidades o conocimientos necesarios.
- Si el sueldo no responde en absoluto a nuestras expectativas y/o necesidades.
- Si el salario emocional no nos compensa de ningún modo.
- Si creemos que no tenemos expectativas de crecimiento ni oportunidades de formación.
Es evidente que a veces no se darán todas estas circunstancias: a veces confluyen una o varias. Sin embargo, puede que uno solo de estos supuestos sea tan poderoso que te permita ver con clarividencia que tu respuesta a esta proposición de empleo deba ser NO.
No hay formulas mágicas para decidir qué es lo mejor y lo peor. Ninguno de nosotros disponemos de una bola de cristal con la que ver el futuro. Es por eso, justamente, que se hace más necesario que nunca hacer uso de la intuición y pensar en cómo nos sentiremos si decimos que no. Si lo que sentimos es una profunda liberación y bienestar, la decisión que debas tomar será clara. Si todavía tienes un viso de esperanza, quizá será mejor que lo intentes. Siempre estás a tiempo de dar un paso atrás.
Cómo decir que no a la oferta de trabajo
Una vez madurada la respuesta, será momento de que te enfrentes a la conversación, por mucho que te cueste. Estas son, para nosotros, las claves para decir que no a una oferta de trabajo sin tirar futuras oportunidades por la borda.
1. Consigue una cita presencial o vía telefónica
Es importante que seas lo más honesto/a posible y te enfrentes a la conversación personalmente. Otra opción es la de escribir un correo electrónico: puede parecer una alternativa más fría, pero te permitirá diseñar el discurso que quieres, evitando entrar en determinados jardines que quizá no pudieras sortear en una conversación espontánea.
2. Sé sincero y honesto en todo momento
A la hora de exponer los motivos por los que rechazas la oferta de trabajo tienes que ser sincero/a. Estos pueden ser económicos, personales o puramente organizativos. Sé asertivo/a y educado/a a la hora de revelarlos y no hagas leña del árbol caído. Es decir, si la razón por la que rechazas el empleo es puramente económica, puedes decir lo siguiente: Actualmente mis expectativas salariales son más elevadas. Entiendo que no podáis ofrecer un sueldo más elevado, pero si acepto la oferta mi economía se resentiría y no puedo permitírmelo.
3. Responde con rapidez y agilidad
Si te han hecho una propuesta de empleo y ves claro que no eres el perfil adecuado para el puesto, responde lo más rápido posible. No hagas perder el tiempo a la empresa, porque si finalmente dices que no, tendrá que buscar rápidamente a otro/a candidato/a que sea idóneo/a. Si eres rápido/a y ágil respondiendo, la empresa lo valorará muy positivamente, aunque en última instancia la respuesta sea que no.
4. Recomienda a un/a candidato/a de confianza
¿Conoces a alguien que pueda desempeñar bien las labores para ese puesto? Si tú no aceptas la oferta y la empresa no tiene más candidatos, seguramente agradecerá que le pases una candidatura de confianza. Asegúrate, eso sí, de que esta es una persona responsable. Si es un buen fichaje, habrás quedado muy bien con la organización. ¡Y ese es tu propósito!
5. No cierres la puerta por tu parte
Por último, siempre es recomendable abrir la puerta a futuras colaboraciones, explicando que tal vez la situación pueda cambiar más adelante y manifestando en todo momento tu interés por la empresa y el puesto. Agradece el tiempo y la confianza invertida en ti. Sé natural: es lo que te hará ganar.
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