En el Informe InfoJobs ESADE 2011 entrevistamos a Miguel Ángel Malo, uno de los mayores conocedores del mercado laboral de España. En el momento de esta entrevista es investigador visitante en el Instituto Internacional de Estudios Laborales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y es uno de los expertos más consultados en materia laboral.
Tras los recientes cambios en legislación laboral y ante los cambios en la perspectiva de la situación económica, ¿cuál es su previsión para la evolución del empleo a medio y largo plazo?
El impacto de la reforma sobre el volumen total de empleo, como sucede siempre que se tocan los costes de entrada y salida, no puede ser muy grande. Puede cambiar la variabilidad del empleo y del desempleo, sobre todo en un mercado tan dual como el nuestro. En cualquier caso, si la flexibilidad interna funciona bien, eso debería dar pie a ajustes más frecuentes en la utilización de las horas y las empresas tendrían menos incentivos para recurrir a los despidos. A medio y largo plazo también podría desincentivar la contratación temporal, porque se encontraría la flexibilidad en otro lado.
Hay que tener en cuenta que en la pasada década tuvimos un crecimiento del empleo tremendo, para luego desaparecer también muy rápido. Aunque haya el mismo volumen de empleo a largo plazo, si la variabilidad, que es el resultado de los flujos de creación y destrucción de empleo, es más baja repercutirá en el bienestar de la gente.
A corto plazo, sin embargo, la rebaja en el coste de despido de los indefinidos va a causar un incremento del desempleo. Pero si la economía mejora, la reforma laboral podría dar paso a un descenso en el uso de los contratos temporales. A largo plazo podría incluso llegar a haber un incremento del volumen medio de empleo, pero no sería un aumento muy grande, sino relativamente pequeño.
¿Cuáles son, en su opinión, las tres claves para que se produzca un cambio positivo en la situación del empleo en España?
Por un lado necesitamos un entorno económico europeo que despeje todas las dudas sobre la viabilidad de la Unión Monetaria. En segundo lugar, tenemos que terminar de resolver el problema de cómo está funcionando el sistema financiero que está afectado por las crisis europea y mundial. El sector no se está dedicando a la intermediación monetaria sino a una acumulación de depósitos, sin apenas prestar dinero. Eso genera una gran incertidumbre sobre cómo resolverán sus problemas.
Cabe recordar que en las empresas, el desfase entre el cobro a clientes y el pago a proveedores se cubre con financiación externa, algo de lo que ahora no disponen.
Por último, el funcionamiento del mercado de trabajo tiene que ser mejor, pero solo se logrará cuando haya más actividad económica. Los empresarios no van a contratar sino tienen qué producir o un mercado que les esté demandando productos, aunque el coste de contratación fuese cero. Si el mercado está parado las empresas no van a contratar y si lo hacen será con contratos temporales.
La movilidad es un tema polémico cuando se trata de cuestiones laborales. ¿Cuál es su perspectiva sobre la disposición a la movilidad de los españoles?
En general, en nuestro mercado de trabajo la gente está menos dispuesta a moverse que en otras sociedades, aunque esta comparación es difícil de hacer. En Holanda, por ejemplo, es muy alta, pero claro, las distancias son otras… Sorprende más ver a un país como EEUU, donde la gente está muy dispuesta a moverse. El mercado del alquiler también desincentiva la movilidad. Cuando funciona bien, la gente se mueve.
Es necesario que haya más oferta, más variedad, que sea más transparente, que haya empresas dedicadas al alquiler. Los propios propietarios solos resultan ser muy inflexibles.
Tampoco se puede olvidar que cuando uno está en el rango salarial medio-bajo, la movilidad supone un coste muy elevado. Y sí que hay un componente cultural, porque somos muy familiares, pero pesan más los factores del coste de la movilidad y el alquiler.
En cuanto al desempleo juvenil: ¿Cuál es el problema para que sea tan alto? ¿Cómo se puede afrontar? ¿Existe un problema de sobrecualificación juvenil o de carencia de oportunidades laborales cualificadas?
La cuestión de la sobrecualificación ya estaba en la fase de bonanza. Precisamente, hice un trabajo en el año 1996 (con datos de 1991) en el que esta cuestión ya estaba ahí, y ya entonces no tendía a corregirse. Hoy día es un momento de especial difícil acceso al mundo laboral. Así, la generación de varones nacida entre 1986 y 1990 tiene ahora tasas de ocupación cercanas al 50%, cuando la generación anterior a su misma edad tenía tasas algo por encima del 60%. Se producen altas y contrataciones, pero a un nivel mucho más bajo. Los de esa generación de nacidos a mediados y finales de los 80 han venido a entrar en el peor momento posible. Ese problema genera más sobrecualificación (ante la falta de empleo muchos siguen formándose) y los menos cualificados están sin apenas oportunidades. En la década pasada, los jóvenes menos preparados se desviaban hacia la construcción, y cuando este sector ha dejado de tirar, ha sido uno de los principales focos del paro juvenil entre ese grupo de jóvenes.
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