El 75 % de los trabajadores no son capaces de desconectar fuera de su horario laboral. Después de la pandemia desaprendimos a hacerlo y ahora, aunque los datos han mejorado con respecto al año pasado, la mayor parte de empleados españoles no saben decir que no a un correo electrónico o una llamada fuera de su horario laboral. Esta incapacidad para dejar el trabajo a un lado empeora en el caso de los trabajadores autónomos, que se conectan siempre que sea necesario en vacaciones y que suelen acceder a sus dispositivos para prestar atención al trabajo hasta en un 60 % fuera de su horario laboral.
Velar por la desconexión digital es una obligación que deben asumir las empresas, ofreciendo pedagogía y trabajando para que las personas que forman parte de sus equipos descansen las horas necesarias y disfruten de su tiempo personal de la manera que más les plazca. Pero no es fácil. Hoy queremos echarte un cable de verdad para que aprendas a desconectar del trabajo con cinco ideas prácticas y muy fáciles de aplicar. Vamos a por ello.
1. Define cuál es tu horario laboral
Parece simple, ¿verdad? Pues no lo es en absoluto, en la medida que la mayor parte de los trabajadores no consiguen desconectar de su trabajo. Es posible que tengas muy claro que trabajas de nueve a cinco, pero… ¿qué sucede de vuelta a casa? Si eres de los que están en permanente alerta por si al jefe se le ocurre mandar una tarea de última hora, tendrás que aprender a desconectar. Estamos de acuerdo en que es muy normal que nada más salir del trabajo, cuando estás esperando el bus o el metro, hagas unas últimas consultas, especialmente si ha quedado algún tema pendiente. Pero ya.
Nuestra recomendación es que definas muy bien a qué hora vas a dejar de estar disponible. Haciéndolo conseguirás dos cosas. La primera y más importante: mentalmente dejarás de estar pendiente de otros asuntos que no sean tu vida y tus propias necesidades. La segunda: tu entorno profesional sabrá que a partir de esa hora ya no puede ni debe contactar contigo. Al mismo tiempo estarás generando sinergias para que el resto de personas tengan hábitos parecidos a los tuyos. ¡Contribuirás al bienestar y a la salud mental de todos y todas!
2. Haz que tu oficina sea tu único lugar de trabajo
Esto es muy fácil cuando la oficina está fuera del hogar. Te desplazas hasta tu puesto de trabajo, cumples con tu jornada laboral y te vas a casa. La oficina queda atrás y la tentación de conectarte para terminar ese informe se aleja. No sucede lo mismo cuando teletrabajas y tienes el portátil más a mano. Por eso es recomendable establecer una frontera clara entre lo que consideramos terreno laboral y terreno personal o familiar. En la medida de lo posible hay que establecer un espacio únicamente dedicado a oficina o despacho, en el que cumplamos con la jornada laboral.
Conectarte mientras estás viendo una película en el sofá o aprovechar cualquier rincón para teclear un poco no es la mejor receta para la desconexión. Del mismo modo, tienes que vestirte y prepararte para la jornada como si tuvieras que salir de casa, con el objetivo de marcar bien la diferencia entre tu tiempo de descanso y tu tiempo de trabajo.
3. Bloquea las notificaciones (pero ya)
La tentación se viste de smartphone. Antes para ver qué sucedía en el trabajo tenías que conectar el ordenador, pero ahora basta con echarle un vistazo al móvil para estar al día de cualquier asunto relacionado con el trabajo. Podemos mandar correos, responder notificaciones y hasta editar documentos. ¿Qué hay que hacer para evitarlo? Pues directamente silenciar todas aquellas notificaciones que pueden empañar tu descanso.
La mayor parte de programas y herramientas cuentan con sistemas para silenciar o desconectar, que pueden programarse, de modo que dejes de recibir avisos en cuanto hayas decidido que termine tu jornada laboral. Si tienes un teléfono de empresa, más fácil todavía: desconéctalo hasta mañana y sé radical en cuanto a concesiones.
4. Prepara planes de ocio y desconexión y llévalos a cabo
Hay algo que puedes hacer por ti y que es muy fácil de llevar a la práctica: haz planes. Estamos hablando de planes de ocio sencillos. Programa una caminata por las tardes y hazla. Sal a jugar con tus hijos al parque y cumple la promesa. Dedica tus tardes a la meditación, sal a tomar un café, a la biblioteca, al cine, queda con tus amigos, visita a tus abuelos, pasea a tu perro y pon los cinco sentidos en ello. Pero haz solo eso.
Verás como poco a poco, una vez estás inmerso de lleno en tus planes, te olvidas fácilmente del trabajo. A medida que lo vayas haciendo, le irás dando valor, del mismo modo que te parece valioso regresar a tu puesto de trabajo. Descansar te ayudará a ti y te permitirá regresar a la rutina laboral con más energía y positividad.
5. Entrena esta capacidad para convertirla en hábito
Tu poder para desconectar no se construirá en un fin de semana, especialmente si tienes adquiridos ciertos malos hábitos que te empujan a estar siempre conectado al trabajo. Te resultará difícil y creerás que estás perdiendo el tiempo si en lugar de ser productivo te dedicas solo a descansar. Verás que el mundo no se para si tú paras y que todo vuelve a recomenzar cuando te pones en marcha de nuevo. Pero tienes que hacerlo una y otra vez: entrenarlo para convertir esto en un hábito, que te permita poner límites y seguir cuidando de tu salud física y mental.
Aplícalo todos los días, los fines de semana y, por supuesto, en vacaciones. Verás que poco a poco lo que te va pareciendo extraño es estar respondiendo mensajes de correo electrónico a todas horas o tener siempre puesto un ojo puesto en las notificaciones de tu móvil.
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