Las buenas ideas son la base de la innovación, pero el proceso de trasformación raramente resulta sencillo. Para transformar una buena idea en realidad, hacen falta muchos ingredientes, tales como: conocimientos, recursos, contactos, organización e iniciativa.
A menudo el éxito o fracaso de las ideas innovadoras no depende tanto de las ideas en sí, sino de todo el conjunto de ingredientes necesarios para trasformar una buena idea en un “plato” concreto.
¿Cuántas ideas se quedan como tales por falta de recursos? ¿Cuántas por falta de experiencia en el sector y desconocimiento? ¿Cuántas por falta de análisis, apoyo o iniciativa? ¿Y cuántas por falta de colaboradores y contactos? Probablemente cualquiera de nosotros podría hacer un largo listado de ideas que ha tenido en el tiempo, pero que por falta de alguno de estos ingredientes nunca han podido cobrar vida real.
Además, con el paso del tiempo el escenario se vuelve siempre más competitivo, escaso de recursos y exigente. La influencia de los mercados emergentes, la globalización y la crisis consiguen desmotivar a cualquiera, dando la ilusión de que ya todo está hecho y todas las necesidades están cubiertas, apagando así la actitud emprendedora que llevamos adentro.
La pregunta es, ¿qué hacer? ¿Cómo luchar con algo de tan complejo y grande? ¿Cómo contar con tanto conocimiento? ¿Cómo llevar a cabo una buena idea con pocos recursos y en poco tiempo? Finalmente, ¿cómo adaptarse a este nuevo modelo y alcanzar el éxito?
La respuesta existe y está en dos nuevas maneras de trabajar y concebir los negocios: la co-operación y la co-creación. Veamos a continuación en qué consisten exactamente:
LA CO-OPERACIÓN: Se basa en la idea de intercambiar determinados recursos tangibles, como puede ser una oficina, o intangibles como pueden ser conocimientos, entre dos o más profesionales con la finalidad de agilizar el alcance los objetivos individuales de estos últimos. Un ejemplo puede ser un diseñador gráfico que ofrece un espacio de trabajo en su oficina a un profesional de marketing, que a cambio le desarrolla una estrategia de búsqueda y captación de nuevos clientes.
LA CO-CREACIÓN: Se basa en la idea de aportar los recursos de dos o más profesionales, tanto materiales como inmateriales, con la finalidad de crear un nuevo recurso de valor, que coincide con un objetivo común. Un ejemplo puede ser la decisión del diseñador y del experto en marketing, que a raíz de una exitosa experiencia de co-operación deciden de desarrollar conjuntamente un nuevo servicio para todos sus clientes y basado en la co-creación.
Por supuesto que los ejemplos en este campo podrían ser interminables, y la única limitación es la que pone nuestra propia creatividad. Pero el aspecto más importante de este ejemplo es que estamos tratando con dos nuevas maneras de entender la colaboración, que resultan ser mucho más inteligentes, productivas y efectivas en un escenario tan exigente como el actual.
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