Una relación laboral, como en todas las que establecemos a lo largo de la vida, pasa por diferentes ciclos. Respeto, confianza, sumisión, compromiso, cercanía… son muchas las emociones que puede despertar un jefe/a, pero la admiración es una de las más poderosas. Como líder, es importante transmitir profesionalidad, un profundo conocimiento de la materia, empatía, asertividad y capacidad de gestión laboral y personal.
Con todo ello, los empleados/as sentirán admiración, conectarán con su función y seguirán sus órdenes con compromiso y fidelidad. Pero ¿qué pasa si por alguna decisión o gesto todo cambia de repente? ¿Cómo se puede seguir a las órdenes de un jefe/a al que ya no admiras? Te avanzamos que es posible si ambos/as ponéis un poco de vuestra parte y aprendes a lidiar con estas nuevas emociones que se te ha generado.
Tu jefe/a también es humano/a
Partiendo de la base de que un jefe/a puede – y suele – cometer errores, es importante no idealizarlo. Al estar a las órdenes de un superior, es común querer agradar, esforzarse por realizar bien el trabajo y cumplir con las obligaciones de la mejor forma,pero siempre hay que tener en cuenta que en cualquier empresa toda la plantilla forma parte de un engranaje.
Un buen jefe/a es admirado por su equipo ya sea por su experiencia, trato o capacidades y su puesto es una pieza necesaria en la compañía, pero que necesita de otras piezas para que todo funcione. Por eso, conseguir la admiración de los subordinados/as es el objetivo de los grandes líderes para una mayor motivación y productividad, pero no es obligatorio para que el trabajo siga saliendo.
Qué pasa si dejas de admirar a tu jefe/a
Cuando un empleado/a deja de admirar a su jefe/a es completamente normal experimentar una serie de cambios en las emociones que afecten a su actitud con él/ella y que tenga consecuencias en el trabajo. Estas son algunas de las cosas que pueden ocurrir:
Desmotivación
Sentir que “se ha caído un mito” hace plantearse muchas cosas respecto a esa persona que pueden llevar a perder la ilusión y la motivación. El empleado/a ya no siente que su líder es una fuente de inspiración o un modelo a seguir.
Pérdida de confianza
Junto con la falta de admiración, la confianza cae y es habitual poner en duda las decisiones del líder y sus capacidades así como sufrir de inseguridades que antes no se tenían.
Desconexión
Una emoción habitual al dejar de admirar al jefe/a es sentir una desconexión emocional con él/ella y con la empresa por lo que el compromiso a largo plazo cae.
Irascibilidad
Si la causa de la falta de admiración tiene que ver con valores personales o con temas éticos o justos, es muy probable que haya enfado y resentimiento interior que se exteriorice en algún momento.
Pérdida de respeto
En casos más graves, si el empleado/a experimenta mucha frustración ante la situación, puede llegar a perderle el respeto como profesional e incluso como persona aunque no llegue a verbalizarlo en público.
Cambio de empleo
Sentir que el jefe/a no es un referente puede causar incomodidad y, en determinadas personas, ansiedad. Estos son motivos suficientes que llevarían a la búsqueda de otras oportunidades laborales.
¿Cómo seguir en la empresa?
Entonces, volvamos a la pregunta que hacíamos al inicio: ¿Cómo seguir a las órdenes de un jefe/a al que ya no admiras? Lo resolvemos en tres fases: analiza, gestiona y adáptate. Y si ves que con todo eso la situación se te hace insostenible, opta por cambiar de puesto en la empresa o de empleo.
1. Analiza qué ha pasado
¿Qué ha hecho que dejes de admirarle? ¿Ha sido un tema estrictamente laboral o entra en juego lo personal? ¿Por qué te ha afectado tanto? El primer paso para ver cómo puedes seguir a sus órdenes es pensar de una forma racional qué es lo que ha pasado dejando de lado emociones más primarias.
Un exceso de exigencias, una falta de respeto, una mala contestación o una bronca en público pueden ser motivos para que comiences a pensar que esa persona no es cómo tú creías. Otras causas de decepción son más profundas y tienen que ver con los valores personales que le atribuías y que ha dejado de tener (o de mostrar). Aquí entra la traición, la desconfianza, la falta de ética, las desigualdades, etc.
Aunque en un primer momento te haya sentado mal alguna decisión o comportamiento, comparte con otras personas ajenas a la empresa tus sensaciones para darle perspectiva y escuchar sus opiniones. Analiza los actos y palabras de tu jefe/a un tiempo a esta parte contigo y con los demás para sumarle contexto y con todo ello saca tus propias conclusiones.
2. Gestiona la situación
Con toda la información que hayas valorado sigues teniendo solo una parte de la historia, ¿y si todo se ha tratado de un malentendido? Dependiendo del grado de confianza, una buena idea es pedir una reunión con él/ella para mostrarle lo que te preocupa. Sobre todo, no entres en personalismos ni en temas subjetivos sino en cómo puede afectar la situación a vuestro trabajo. Con un diálogo sano y argumentado es posible que cambies tu perspectiva y puedas empatizar con algunas de las cosas que hayas pasado por alto. Y si no es así, al menos lo habrás intentado y escuchándolo/la seguro que tu resentimiento y tensión habrán bajado.
3. Adáptate y relativiza
Si definitivamente has dejado de admirar a tu jefe/a pero quieres seguir en tu puesto de trabajo, no te queda otra opción que adaptarte y relativizar. Utiliza tu inteligencia emocional para que esta animadversión no afecte a tu labor y puedas seguir sus órdenes como si nada. Es cierto que probablemente la motivación y el apego hayan disminuido un poco, pero no debes perder el foco en lo esencial: todas las personas son importantes en una compañía y tu trabajo es igual de válido que el suyo. Da tu mejor versión y promueve una relación profesional cordial para que las tiranteces no aumenten. Al fin y al cabo, piensa, si antes le admiraste quizás no todo sea blanco o negro, ¿no?
Está claro que los cambios emocionales tienen un impacto negativo en el ánimo de los empleados/as y su desempeño laboral, pero si tienes que seguir a las órdenes de un jefe/a al que ya no admiras es importante solventar los problemas con liderazgo y comunicación.
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