En PNL (Programación Neurolinguística) se afirma que para conseguir nuestras metas tenemos que ser capaces de imaginarlas primero. Creo que hay mucho de verdad en ello. Pero no es menos cierto que también hemos de aprender a dejar que los resultados se desplieguen. Tenemos que ser capaces de caminar hacia delante con confianza en un mundo que es caótico y abstracto, permitir que las oportunidades se presenten y estar preparados para cuando eso ocurra. Lo esencial es estar alineados y ser coherentes con lo que creemos y con nuestros valores, de tal modo que seamos capaces de aprovechar esas oportunidades cuando lleguen.
Como en el deporte, no sabemos de dónde va a venir el balón, pero si tenemos un fuerte sentido de lo que queremos alcanzar y estamos permanentemente listos, entrenados y flexibles, podremos aprovechar las ocasiones cuando aparezcan.
A pesar de todo, este tipo de actitud no es la que nos inculcan nuestros padres ni la sociedad en la que estamos inmersos. Todos nos intentan transmitir un miedo latente a que las cosas no salgan bien, al fracaso de nuestros empeños, a que surja algún desastre inesperado en el camino y nunca podemos acumular la suficiente seguridad material para poder sentir que estamos a salvo de las incertidumbres naturales de la vida. No obstante, hemos de mirar la realidad tal y como es, sin engaños, para podernos preparar en función a lo que existe, no a lo que es simple creencia, por mucho que sea aceptada por la mayoría.
La realidad es que no podemos ejercer el control que desearíamos sobre nuestras circunstancias, ni aquello que concurre en nuestra vida, por mucho que lo ansiemos. Por lo tanto, lo mejor y más inteligente es trabajar lo que sí podemos controlar: nuestras mentes, nuestra actitud, nuestra preparación y en qué clase de personas nos estamos convirtiendo. Así, podremos tener la intrínseca confianza de que estamos listos para lo que el futuro nos pueda deparar, y en función de lo que se presente, podremos tomar decisiones adecuadas que nos permitan progresar, adquirir más sabiduría, conseguir nuestros sueños y ser más felices. La clave se encuentra pues en nuestro interior, no en el exterior. Las fortalezas se construyen trabajándose uno mismo, no construyendo castillos que se pueden desplomar con un huracán.
Mónica Esgueva es autora del libro Cuando sea feliz
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