Un despido laboral suele traer consigo una serie de emociones negativas, especialmente cuando es inesperado. Tener un empleo representa:
-Asegurar la satisfacción de las necesidades básicas.
-Reforzar la expectativa de valerse por uno mismo.
-Es una fuente de reconocimiento y estatus social.
Por ello, un despido de trabajo se considera una de las situaciones más estresantes de la vida de una persona y puede provocar angustia, deterioro de la autoestima etc. Las personas desempleadas suelen pasar por distintas etapas en su estado de ánimo.
-Infravaloración del trabajo anterior («aquel trabajo en realidad no me gustaba»).
–Búsqueda “compulsiva” (“cada día envío mi currículum a todas las ofertas que encuentro”).
-Desánimo ante el fracaso. («¿para que voy enviar mi CV a ese puesto si me va a ir mal?).
Sin embargo, el pesimismo debe intentar orientarse hacia la búsqueda activa de empleo y oportunidades. Se aconseja:
-Evaluar el propio desarrollo profesional.
-Analizar las competencias actuales a nivel técnico así como las competencias emocionales y sociales.
-Pensar en la propia orientación laboral atendiendo a la situación real del mercado de empleo.
-Aplicar diferentes estrategias de marketing profesional e intentar mejorar cómo afrontamos las entrevistas de trabajo.
Más allá de estas reflexiones, es importante mantener la mente ocupada en la tarea de encontrar trabajo.
-Planificar las actividades de la semana.
-Elaborar listas de tareas y contactos telefónicos, así como documentos y presentaciones necesarias.
–Enfocarse en el logro de entrevistas de trabajo, ya que es en ellas donde la persona puede venderse.
Para afrontar un despido de trabajo, sobre todo, hay que tener una actitud abierta a reconocer las oportunidades que trae todo proceso de cambio.
Debemos comprender que este proceso de pérdida implica cierto dolor y recogimiento interior, para luego dar paso a una actitud más racional, basada en el análisis frío de las propias fortalezas y debilidades para competir en el mercado laboral, con el fin de corregir aquellos aspectos más deficitarios y destacar también aquellos más desarrollados.
Se recomienda, en lo posible, dejarse asesorar por especialistas en orientación laboral, evaluación de competencias y entrenamiento en búsqueda efectiva de empleo, ya que es corriente ver personas que llegan a entrevistas de trabajo con la carga negativa de la pérdida del empleo anterior.
Este proceso debe llevarnos a enfocar las entrevistas en términos positivos, centrándonos en los puntos realmente destacables de los antecedentes profesionales. Pero esto sólo será posible en la medida en que se haya hecho un trabajo de reflexión crítica sobre las propias cualidades laborales.
En cualquier caso, lo que nunca se debe hacer en caso de despido laboral es saltarse la fase de atención a las propias emociones, aceptación de la pérdida, auto-crítica y reflexión sobre las propias capacidades. Es el primer paso necesario.
Fuente:Asimet Capacitacion
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