El trabajo puede llegar a generar mucho estrés, no queda ninguna duda. Entre un proyecto y otro, la frustración y la ansiedad se pueden ir acumulando como un tsunami cuando tenemos poco tiempo para realizar muchas tareas. Y a veces, como resultado, nos sentimos desbordados y desanimados aunque estemos satisfechos con el trabajo que tenemos.
Pero, ¿por qué sufres cuando puedes coger esa ola y montarla como un jefazo, demostrando tus capacidades de gestionar bien el estrés y dejarte la piel en ello? Te damos cinco claves para evitar que el estrés te paralice en el trabajo y para que vuelvas a estar con ganas de enfrentar cada proyecto con firmeza y buena actitud.
1. Fomenta relaciones positivas
Queda con Pedro para tomar ese café que tenéis pendiente y poneros al día. Muchas veces las buenas relaciones con otras personas nos pueden aliviar el estrés del trabajo cotidiano. Aunque no siempre te puedan resolver los problemas, actúan como intercesor entre los proyectos que tienes y los pensamientos negativos que intentan ocupar tu cabeza.
2. Empieza a hacer deportes (o haz aún más deportes)
Muchos estudios han demostrado que al hacer deporte, el cuerpo humano experimenta niveles elevados de endorfinas, que se traducen en un subidón de buen humor. Además, los ejercicios sirven como una manera de hacer meditación activa, es decir, entrenar el cerebro a centrarse en el momento y los movimientos del cuerpo, y dejar al lado cualquier preocupación.
3. Aliméntate sana y nutritivamente
Normalmente, en momentos de estrés, ¿qué comes? Probablemente no se te ocurre comer una ensalada o un plato de verduras, teniendo ese lugar de comida rápida a la vuelta de la esquina con ese olor tan tentador. Sin embargo, tener una dieta basada en mucha grasa o azúcar, nos vuelve letárgicos y por lo tanto, poco eficaces en enfrentar los problemas que tengamos. Cómprate comida (y también, cómetela) que sea rica en carbohidratos complejos o antioxidantes para poder concentrarte mejor y estar de buen humor.
4. ¡Duerme, Duerme, Duerme!
Por si no has pillado de qué va este consejo, es bastante fácil: duerme. Dormir implica poco esfuerzo de tu parte, sin embargo, mucha gente no se compromete a dormir 7-8 horas cada noche, aunque la carencia de sueño pueda ser un factor contribuyente al estrés. Intenta establecer un horario fijo para irte a la cama y, si te ves muy cansado un día, aprovecha de la hora de comer para echarte una «power nap«, o una siesta de 15-20 minutos para recargar las pilas. ¡Empieza siempre el día con buen pie y por supuesto, descansado!
5. Prioritiza y Organiza
El estrés surge, la mayoría de las veces, por la falta de organización en el trabajo. Probablemente tienes un montón de proyectos con fechas límites, que no sabes ni por dónde empezar. Primero, respira. Se trata de definir de manera clara y concreta cuáles son tus objetivos. Después, elige cuáles son las tareas más importantes o prioritarias, las que más tienen impacto en los objetivos que acabas de definir. Si logras crear una lista de quehaceres y un calendario para orientarte con las fechas límite, ya vas bien encaminado.
En cualquier ámbito laboral, siempre habrá momentos de estrés. Es difícil evitarlo. Sin embargo, aunque sea agobiante, siempre hay que seguir adelante. Intenta minimizar los factores contribuyentes al estrés y maximizar los aspectos que te den la fuerza que necesitas para conquistar las tareas pendientes.
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