¿Quién no se lo ha planteado alguna vez? “Quizás así consiga un sueldo mejor; quizás multiplique mis oportunidades de crecimiento laboral, etc.” Todo este tipo de pensamientos (¡y más!) pueden poblar tu cabeza a la hora de hacer entrevistas para encontrar lo que consideras tu trabajo ideal. Pero, va, no mientas, es imposible que nunca te hayas hecho la eterna pregunta: ¿prefiero un trabajo a jornada completa o dos trabajos de media jornada?
Por si acaso, y aunque no te confieses, ya sabrás que nada, ni nadie, es perfecto, así que vamos a ver las ventajas e inconvenientes que tendría cada opción. Al final tú decidirás cuál de ellas será un “match” para ti:
Trabajar a tiempo completo (¿Es la oficina mi nueva casa?)
Tener un solo trabajo, a priori, resulta más fácil: tus rutinas son más sencillas (madrugar, desayunar, trabajar, comer, trabajar, hacer la compra, capítulo y a dormir) y los desplazamientos diarios son menos, con lo que te ahorras un dinerito que puedes invertir en otra cosa (“Camarero, ¡póngame una de maratón de series de fin de semana!”). Además, la relación con tus compañeros de trabajo es más íntima y lo más probable es que acabéis siendo amigos (los verás más que a tus propios amigos). Todo este tiempo en la oficina también repercute en tus posibilidades de crecimiento dentro de la propia empresa, puesto que supone una inmersión en los procesos y las dinámicas que te permitirán pensar en una promoción interna. Es decir, te enterarás más de la fisiología del bacalao, y descubrirás cómo partirlo en la ofi.
Por otra parte, llevar a cabo tu rutina laboral en un único espacio tiene algunos inconvenientes como la monotonía: mismo lugar, mismas personas, mismas tareas… ¡que aburrimiento! El hastío puede hacerse un hueco en tu día a día hasta convertirse en tu mejor amigo y, al final, incluso puedes acabar odiando lo que más te gustaba de tu puesto de trabajo. Con un trabajo a tiempo completo también es más probable que tu jornada laboral se expaaaaanda, y termines por implicarte más horas de las que están estipuladas (“¿Hace cuántos días he entrado?”).
Trabajar a tiempo parcial (¿Dónde estoy y cómo he llegado aquí?)
Tener dos trabajos aporta dinamismo a tu día a día, mantiene tu mente más despierta y te convierte en una persona más camaleónica, de adaptación fácil (por la mañana cabaret en el molino rojo, por la tarde gestor contable). Además, conoces a mucha gente, ya que tienes trato diario con más personas que si trabajases en un único lugar (¡Fiestas everywhere!). Los trabajos a tiempo parcial también pueden afectar de manera positiva, ya que las experiencias que acumules podrás aplicarlas en ambos puestos e incluso podrás adelantarte a los posibles acontecimientos.
Pero también encontrarás puntos que puede que no encajen en tu puzzle: lo más probable es que realices muchos más desplazamientos que, no solo implican un gasto mayor, sino más cansancio y considerablemente menos tiempo libre. Puede que acabes por olvidar las caras de tus amigos ;). Además, tus posibilidades de ascenso serán menos, ya que estas oportunidades suelen quedar reservadas para trabajadores a jornada completa. Por no hablar del tedioso momento de coordinar las vacaciones en ambos trabajos para hacer una escapada o, simplemente, disfrutar de un tiempo de ocio… ¿Tienes actualizadas tus dotes como jugador de Tetris?
Así que ya sabes: ¿pensando en hacer entrevistas de trabajo? Primero debes valorar qué tipo de jornada quieres teniendo en cuenta sus particularidades y tus expectativas laborales. Sea como sea, ¡te deseamos toda la suerte del mundo en los próximos procesos de selección! ¿No tienes ninguno en mente?
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