Desde organizaciones como Nittúa se pretende promocionar un cambio social dentro de las empresas para generar otro tipo de relaciones laborales y la creación de puestos de trabajo con un valor añadido. Raúl Contreras, uno de los fundadores de Nittúa, nos da su visión del difícil momento que atraviesa el mercado laboral y de algunas de las claves que desde el mundo de la ONG se impulsan para construir otro tipo de modelo laboral.
A continuación puedes ver la entrevista que le hicimos a Raúl Contreras para el Informe InfoJobs ESADE:
Tras los recientes cambios en legislación laboral y ante los cambios en la perspectiva de la situación económica, ¿cuál es su previsión para la evolución del empleo a medio y largo plazo?
La evolución del empleo a medio plazo no es halagüeña, va a ir a peor. Este empeoramiento se está provocando con medidas restrictivas que drenan dinero en la calle y a la larga generan menos empleo. La reforma laboral incide en este sentido. Tenemos problemas de inyección de capital porque los bancos están cerrando puertas y encima nos apretamos el cinturón todavía más. Así no se creará empleo. A largo plazo tampoco se va a dar la vuelta a esta situación porque no hay voluntad de cambio. Al final los resultados forzarán a tomar otra dirección y en el largo plazo, a tres años vista, las cosas deberán hacerse mejor. Nosotros desde Nittúa trabajamos por ello.
¿Cuáles son, en su opinión, las tres claves para que se produzca un cambio positivo en la situación del empleo en España?
Ante todo, se tiene que revitalizar la demanda. Y para conseguir más demanda se necesita más actividad económica. Mediante la batería de ajustes vemos que se está drenando el dinero de la calle; o le damos la vuelta a esa tendencia o lo único que se puede hacer es intentar reorientar el consumo de un destino a otro. Pero esto que podríamos calificar como consumo responsable se consigue a largo plazo.
Otra de las claves es que el empresario, el pequeño empresario, no se va a ver beneficiado por estas medidas contempladas en la reforma laboral. En el corto plazo puede despedir más barato pero eso no va a cambiar sus problemas en el medio plazo, no le va a ayudar a poder reorientar su exportación, no va a encontrar una demanda creciente… Este tipo de empresario lo que tiene que hacer es generar riqueza en el territorio. La reforma puede influir de otra manera en la gran empresa, pero esa no es la generadora de empleo en España.
Para nosotros la clave a largo plazo es el “empoderamiento” de la persona (dar más protagonismo al trabajador y al valor añadido que puede aportar en la empresa). Nuestra organización lo promueve desde distintos ámbitos, como montar una escuela de economía en la calle o impulsar la medición del valor social y medioambiental en el sistema de gestión económica. Tratamos de trasladar el conocimiento y el saber hacer del tercer sector a la empresa.
La movilidad es un tema polémico cuando se trata de cuestiones laborales. ¿Cuál es su perspectiva sobre la disposición a la movilidad de los españoles?
Al final va a imperar el sentido común. La necesidad va a forzar a que la movilidad esté más asumida por los que buscan un empleo, pero depende claro de las obligaciones familiares que tengan. En cualquier caso, hace tiempo que España no exporta mano de obra. No creo que la movilidad sea realmente un problema, la gente joven tiene asumido que tiene que moverse. Incluso las personas mayores se atreverían ya a cambiar su residencia.
En cuanto al desempleo juvenil, ¿cuál es el problema para que sea tan alto? ¿Cómo se puede afrontar? ¿Existe un problema de sobrecualificación juvenil o de carencia de oportunidades laborales cualificadas?
El problema de la alta tasa de paro juvenil está en el mismo espacio que para el resto. No hay trabajo. El mundo empresarial requiere unas condiciones para la contratación que ahora mismo no tienen sentido. Exigen una experiencia y formación para puestos de trabajo que, en realidad, no se necesitan. Las exigencias no tienen una relación adecuada con los puestos de trabajo que se ofertan. A esta disfunción hay que sumar que hemos generado unas expectativas en los jóvenes durante la bonanza que tampoco están basadas en la realidad. Eso ha llevado a que se vivan situaciones de frustración, una emoción que tampoco les hemos enseñado a gestionar. En mi opinión, no hay un problema de sobrecualificación. Pero sí hay una carencia en formar otros aspectos ajenos a la cualificación estrictamente profesional. Debemos llevar a los jóvenes a actitudes mucho más de lucha y de apuesta, que les lleven a su vez a impulsar el emprendimiento. Y con emprender no me refiero solo a nuevas aventuras empresariales. Puede ser fomentar procesos de innovación dentro de las empresas, o como propuesta de regeneración del modelo productivo y empresarial. Los jóvenes tienen ese empuje. Somos los demás los que tenemos que abrir los a los jóvenes.
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