Durante la pandemia, la necesidad de contratar enfermeros y enfermeras se agudizó y la escasez de profesionales en este sector se hizo notar. De hecho, sigue notándose: porque si en 2020 se ofertaron 27.000 vacantes de enfermería, en 2021 los puestos ofertados se elevaron hasta 31.258, según datos del último informe anual InfoJobs ESADE.
Ahora mismo, dentro del sector Sanidad y salud, el 42% de las ofertas que se publican están dentro de la subcategoría de Enfermería. Falta personal para reforzar las plantillas actuales y no solo personal que haya cursado el grado de enfermería, necesario para poder ejercer la profesión. Este tipo de profesionales también deben contar con una serie de habilidades que son clave para el sector en el que trabajan. Un sector especialmente sensible, en el que se atiende a personas en situaciones de enfermedad, y por tanto, de vulnerabilidad.
Veamos ahora, cuáles son las diez habilidades clave para trabajar como enfermero o enfermera en nuestro país.
1. Un enfermero o enfermera ha de saber escuchar
Es una de las habilidades más importantes, por eso la hemos situado en primera posición. La comunicación con el paciente es fundamental (y lo veremos más adelante), pero si algo ha de hacer un enfermero o enfermera es escuchar. Y escuchar bien. El paciente le trasladará buena parte de sus inquietudes y puede que muchas veces necesite desahogarse y compartir su sufrimiento. Comprender bien su situación pasa por escuchar atentamente y, a partir de ahí, ofrecer soluciones coherentes.
2. La empatía en un enfermero o enfermera
Te hemos hablado de escuchar y, acto seguido, te hablamos de comprender. Al principio hemos dicho que las personas que están enfermas (o cuyos familiares lo están) se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Por tanto, muchas veces el enfermero o enfermera deberá ponerse en sus zapatos y saber comprender manifestaciones que en otro contexto quizá no nos parecerían adecuadas, fruto de la preocupación o del nerviosismo. Esto no significa que un enfermero o enfermera deba soportar estoicamente todo lo que le echen. En absoluto. Pero sí debe escuchar, comprender y actuar con inteligencia, porque esta manera de operar también se convertirá en su escudo.
3. La comunicación es otra habilidad clave en la profesión
De nada sirve que escuchemos, si después no sabemos resolver las dudas del paciente o comunicarnos adecuadamente con ellos. No todas las personas son iguales, de modo que en hospitales, clínicas, centros de salud y residencias el enfermero o enfermera tendrá que tratar con una tipología de personas muy diversa. A veces tendrá que bajar el nivel de sus explicaciones, ajustarlas a la capacidad del paciente y desarrollar estrategias comunicativas que permitan a la persona que está al otro lado comprender qué está sucediendo o qué tratamientos se le aplicarán.
4. La importancia de que un enfermero o enfermera sepa trabajar en equipo
El trabajo en equipo es cada vez más importante en todos los ámbitos y profesiones. El de la enfermería no es una excepción. La mayor parte del tiempo, el enfermero o enfermera trabaja coordinado con el resto de profesionales sanitarios. Esto incluye a los propios enfermeros y enfermeras, pero también a los médicos/as, celadores/as, auxiliares de enfermería, profesionales de la limpieza, administrativos, etcétera. Así pues, sus habilidades comunicativas, empáticas y de escucha activa también deben trasladarse a la relación con el resto de profesionales.
5. El poder analítico en el enfermero o enfermera
Hablamos muchas veces de saber distinguir aquello que es urgente de lo que es prioritario o de lo que puede esperar. Y en esto el buen enfermero o enfermera ha de ser absolutamente diestro. El poder analítico lo dota de una capacidad privilegiada para determinar qué hay que hacer en cada momento en un contexto en el que hay personas que necesitan su ayuda de manera urgente. Este poder analítico puede ser innato, pero sobre todo, se entrena con los años de experiencia en la profesión.
6. Interés por seguir formándose, investigar y aprender
Al fin y al cabo estamos hablando de curiosidad, que es lo que nos mueve en este y en casi todos los sectores profesionales. La evolución que ha experimentado el campo de la enfermería en el último siglo es inconmensurable. Se producen avances todos los años y la tecnología, al igual que en otros ámbitos, está jugando un papel protagonista. La investigación es un campo poco conocido o explorado, pero el enfermero o enfermera también tiene la opción de desarrollar aquí su carrera profesional. Y aunque no lo haga: una enfermera de planta puede seguir aprendiendo, si lo desea, para ir incorporando conocimientos y mejorar su desempeño.
7. La capacidad de enfermeros y enfermeras de adaptarse
Y con los cambios llega, necesariamente, la adaptación. El enfermero o enfermera tiene que ser capaz de adaptarse a contextos muy diversos, tanto si debe ayudar en otras plantas o ámbitos de cuidado del paciente, como si debe ponerse al frente de una pandemia. Esto es lo que sucedió hace tres años y lo hicieron de maravilla. La adaptación, que se hizo en unas condiciones muy desfavorables, surtió éxito y efecto, porque nuestros enfermeros y enfermeras salvaron muchas vidas y acompañaron a otras muchas que desgraciadamente se fueron. Una verdadera prueba de fuego para la que la capacidad de adaptación es clave.
8. La habilidad de saber organizarse: una profesión multitarea
Si hay una profesión multitarea por excelencia, esa es la de enfermero o enfermera. Hay que administrar medicaciones, registrar altas y redactar informes. Hablar con pacientes y familiares, realizar cálculos en las dosis o acompañar al baño. Hay que sacar sangre para una analítica, consolar a un niño que tiene miedo. O incluso a un adulto, que también lo tiene. Estas son solo algunas de las tareas que un enfermero o enfermera tiene por delante en su día a día, de modo que la habilidad de saber organizarse es clave para llegar al final del día y poder enfrentarse al siguiente con garantías.
9. El sentido de la responsabilidad en el enfermero o enfermera
Todas las profesiones son importantes, pero es evidente que el hecho de tener que tratar con personas enfermas o en proceso de recuperación entraña una responsabilidad superior a la de otros puestos. El sentido del a responsabilidad es fundamental en un enfermero o enfermera porque en sus manos está el bienestar de otras personas, especialmente a la hora de sus cuidados, del trato, la atención personal o la administración de medicación.
10. La pasión por el trabajo bien hecho
Esta es una habilidad prácticamente innata: la del perfeccionista que sabe que el trabajo bien hecho es la guinda en cualquier profesión que se precie. Querer aspirar a la excelencia, lejos de ser un lastre, es una manera de trabajar con optimismo y ilusión. En el caso del enfermero o enfermera, dando todo lo que puede ofrecer para la salud y el bienestar de los pacientes, que es, en definitiva, lo más importante que tiene entre manos. Y luego terminar el turno, quitarse la bata y tener la certeza de que lo ha hecho bien. ¡Y a por un nuevo día!
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