Toda pérdida nos afecta. Pero cuando se va alguien que ha estado en los televisores de todo habitante del país, alguien a quién han imitado tíos, padres, amigos y, sobre todo, cuñados, la penita es un poco más duradera. Por eso, para que nunca olvidemos su risa, te damos una lista de 8 ocasiones laborales en las que nos dan ganas de usar expresiones de este maestro del humor.
1. Carmen ha vuelto a traer pastel
Es la tercera vez en un mes, Carmen. Tu pasión por la cocina, con la que también nos deleitas en Facebook, es un gran pasatiempo. Pero en la planta no entramos ni en los anoraks del año pasado. ¿Qué decir cuando una amable compañera os ceba con azúcar no demandado? Es un tema que puede enfocarse de varias formas. Pero muchas veces, lo que nos entran ganas de hacer es poner la mano en la cadera, hacer con la misma un leve movimiento circular y gritar: ¡No puedoooooor!
2. Tu compañero se ha quedado con el mejor turno
Como eres amable, el primer día que entró le dijiste que podía cambiarte turnos cuando lo necesitara. Que un día por ti y otro por mí. Sí, pero el por ti tarda en llegar, ¿verdad? Encima, no quieres discutir ni delatarle porque eres más bueno que el pienso de los perros de Paris Hilton. Pero… ¿no te dan ganas de susurrarle al oído “¡Trabajas menos que el sastre de Tarzán!”?
3. La piernecita de Marta
Ese ruido constante. Tienes ganas de gritarle, pero te educaron en el respeto. A ratos, también te apetece coger la mesa y tirarla al suelo, solo para que deje de moverse al compás de su pie extraterrestre que no deja ni-un-segundo de menearse. Si viviéramos en un universo perfecto en el que usar frases de Chiquito fuera aceptado como común, podrías increparla con un sencillo “Te mueves más que los precios”. Pero de momento, tendrás que pedirle por favor que corrija esa manía, ¡una pena!
4. Por fin es la hora de salir
Hoy has ido ligerito de curro. Todo lo que tenías, cerrado. Todo lo de mañana, encaminado. Es verdad que podrías quedarte ayudando a tu compañero, que parece que hoy hará más horas que tú, y finges no verlo, bribón. Pero te apetece más llegar temprano a casa. Qué bonito sería salir de la oficina haciendo un alarde de elegancia y pronunciar un sonoro: ¡hasta luego, Lucas!
5. Estás volviendo a pringar más que nadie
Llevas días siendo el que apaga las luces al irse y enciende las luces al llegar. No has visto el sol en unos cuantos días. Tu instinto quiere ir al despacho de tu jefe y apelar a su sentido más emocional, nombrando a las personas a quienes no puedes atender por culpa de este horario. No dejas de pensar en que un “Por la gloria de mi madre” bien gritado en su despacho y una posterior carrera hacia la puerta serían todo lo necesario para mejorar tus condiciones. Pero de momento, preferimos aconsejarte una comunicación civilizada que, aunque carecerá del peso cómico de lo anterior, seguro que te proporciona mejores resultados.
6. Momento de recibir a un cliente
Todos los que trabajáis en servicio a clientes sabéis que hay que tratarlos como reyes. Si ya no sabes cómo rellenar esos saludos incómodos en los que se habla del tiempo, de cómo está el tráfico y quizá hasta de los hijos, una herramienta infalible para saludar con educación a cualquiera de ellos sería un firme “¡Siete caballos vienen de Bonanza!” al darles la mano. Aun así, mejor seguimos mirando la web del tiempo antes de recibirles, y así nos aseguramos llenar 10 minutos buenos de conversación.
7. Llegas tarde. Otra vez
El despertador no ha sonado, tu autobús se ha retrasado más que nunca y tu gato no quería moverse de encima tuyo en la cama. Llegas tarde, y solo tienes la misma excusa de todos los días: que eres una persona tardona. En un mundo ideal en el que todos enmudecieran frente a una afirmación castiza, podrías quedar como un gentleman o una lady con un eufemismo tipo “vengo de presenciar la caidita de Roma”. Ya que eso podría convertirte en el “rarito”, te recomendamos decir que tu vecina te ha retrasado hablando de la boda de su hijo. Es adornar la verdad, pero ya nadie se cree que tu despertador sea el peor del mercado.
8. Hora de defender tus derechos
Es raro que en una empresa no exista una persona tóxica. Una de esas personas que se queja de todo. Como en todos los puntos anteriores, recomendamos una buena comunicación antes que los actos que salen del rencor. Aunque, ¿quién se atreve a decir que no le entran a uno ganas de dejar una nota en su mesa con la frase “te voy a meter una multa que no te la saca ni Perry Manso”? Eso le mantendría alerta y tranquilo durante días.
Si quieres buscar un trabajo lleno de compañeros con los que usar estas grandes expresiones de este genio al que tanto echaremos de menos, te recomendamos que entres en InfoJobs. ¡Pero no digas ninguna de ellas en la entrevista! 😉
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