Cada vez estamos más inmersos en el mundo digital, una nueva realidad a la que nos estamos adaptando a pasos agigantados. Internet y sus redes sociales nos conectan de manera que jamás podríamos haber imaginado y nos permite el intercambio de información de forma radicalmente diferente a lo que estábamos acostumbrados.
Nuestras posibilidades parecen haber aumentado, pero junto con esta nueva apertura, también parece que las relaciones humanas personales están disminuyendo en otros niveles.
Da la impresión de que estamos menos dispuestos a interactuar de manera cercana con los demás, menos dispuestos a escuchar atentamente al otro (sin estar mirando el móvil y tecleando mensajes) y de que tenemos menos ganas de desplazarnos por y para los demás (de manera física o moral).
Me llama mucho la atención cómo la gente escribe cosas en la web que nunca se atrevería a decir a otro ser humano en persona. Las críticas baratas y ofensivas abundan, el cinismo se ha extendido como un virus, y la polémica parece tener muchos más seguidores que la integridad y la humanidad. Cuidado: si no ponemos freno a esto predicando con el ejemplo, estaremos contribuyendo a la degradación de las relaciones humanas.
Si queremos que nuestras relaciones sean un apoyo fundamental en nuestra vida y trabajo, hemos de cultivarlas, dedicarles tiempo, mimarlas, y respetarlas. No podemos pretender que los demás nos ayuden si antes no hemos sembrado y no hemos estado dispuestos a dar y a cuidar con generosidad y honestidad.
Al respecto, ahí van algunas pautas de comportamiento aconsejadas:
No te quejes (siempre)
A nadie le agrada escuchar a una persona que se lamenta continuamente (el mundo va mal, el país va mal, su empresa va mal…). Si deseas atraer a la gente y que se sienta a gusto a tu lado, intenta ver el lado positivo de lo que te sucede.
Sé auténtico
No pretendas ser quien no eres o quien crees que debes parecer. Vive según tus principios, no te corrompas y sigue tu propio camino. Al final lo que más cuenta es la tranquilidad de la conciencia y ser capaz de sacar tu propia melodía, no la que dictan otros.
Sé empático
Ponte en la piel del otro. No hay nada que destruya más las relaciones que el egocentrismo y el individualismo exacerbado. Si eres capaz de ver desde la perspectiva ajena, el otro también lo hará por ti después. Pero empieza dando ejemplo.
Elige las palabras adecuadas
Las palabras curan y también pueden herir sin que más tarde puedas pretender que jamás las pronunciaste. Pon atención a lo que dices y al efecto que puede causar en el la otra persona y trata de nunca hablar bajo el influjo de las emociones negativas. Las consecuencias perjudiciales a veces son imborrables.
Las relaciones personales son fundamentales en nuestra vida, en nuestro trabajo y a la hora de buscarlo. Cuidémoslas con mimo y generosidad, y veremos los frutos de esta actitud y comportamiento con el tiempo. Seguro.
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