Debilidades y fortalezas en una entrevista de trabajo: ¿qué respondo?
13 de diciembre de 2017
Hoy en día, nuestro entorno laboral se caracteriza por ser incierto en su desarrollo, en la manera en la que surgen las oportunidades y en cómo se van a presentar ante nosotros.
Nos gustará más o menos, pero nuestra realidad sociolaboral responde muy bien a lo que se viene a llamar «entorno VUCA», acrónimo inglés que dibuja nuestra realidad como volátil, incierta, compleja y ambigua. ¿Qué implican estas variables que definen nuestro entorno?
- Volatilidad: los empleos, las oportunidades, las tendencias… todo parece que caduca y se esfuma antes de que se consolide.
- Incertidumbre: la ausencia de predictibilidad sobre «lo que puede ocurrir» o «nos puede ocurrir» nos dificulta el diseño de las estrategias para alcanzar nuestros objetivos.
- Complejidad: variables económicas, sociales, legales, personales, locales y globales, reales y virtuales… todo parece estar conectado.
- Ambigüedad: todas las variables anteriores, interconectadas, generan múltiples significados sobre una misma circunstancia.
Ahora bien, es muy importante tener claro que todo lo anterior son dimensiones que definen nuestro escenario, pero que nosotros no somos el escenario.
Y es que, por pura permeabilidad emocional corremos el peligro en muchas ocasiones de confundirnos con el escenario. Es normal y necesario que tengamos conciencia del contexto que vivimos y que estemos conectados al mismo. Ser realistas y tener los pies en el suelo nos facilita la capacidad de respuesta y acción. Lo crítico viene cuando por esa conexión con las circunstancias en las que vivimos terminamos convirtiéndonos en un reflejo de las mismas y en unos profesionales volátiles, inciertos, complejos y ambiguos.
En un mundo en constante cambio el denominador común eres tú, y tú no eres «tus circunstancias». Las cosas cambian, el escenario fluctúa, nosotros permanecemos. Por ello, es esencial que nos presentemos como profesionales sólidos dentro de un mundo líquido.
Si el escenario es volátil, nosotros seremos flexibles, pero no volátiles, manteniendo nuestra presencia adaptada a la realidad cambiante. Presencia en grupos de interés (reales y virtuales), en entornos profesionales enriquecidos y que nos enriquezcan. En redes de contactos sinérgicas.
Si el escenario es incierto, nosotros seremos predecibles en cuanto a esos valores que orientan nuestras conductas a la hora de buscar empleo, trabajar o prestar un servicio. Ser «profesionalmente predecibles» da seguridad a los demás, y cuando damos seguridad aparece la confianza.
Si el escenario es complejo, nosotros seremos sencillos (que no simples), a la hora de definir propuesta de valor profesional, aquello que sabemos, sabemos hacer y somos; y si el escenario es ambiguo, nosotros seremos claros a la hora de presentar las necesidades que cubrimos y los beneficios que generamos.
En un mundo líquido se hace necesario emprender procesos que nos permitan presentarnos como profesionales sólidos: flexibles, profesionalmente predecibles, y con una propuesta de valor definida y clara en cuanto a los beneficios y utilidades que somos capaces de generar en los distintos contextos.
David Barreda genera experiencias de aprendizaje para el desarrollo de personas y equipos, dinamizando el pensamiento y facilitando la gestión de las relaciones a través de procesos formativos, sesiones de coaching e impulsando procesos de Marca Personal.
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